The Yellow Room: Las claves para autoeditar un fotolibro

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El pasado viernes, 25 de mayo, en TOO MANY FLASH abrimos de nuevo The Yellow Room para hablar de «Cómo autoeditar un fotolibro».
Para ello contamos con la presencia de tres personalidades con una dilatada trayectoria en proyectos vinculados a la cultura visual y editorial:

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  • Mauricio d’Ors: Editor, diseñador gráfico, galerista, asesor artístico y fotógrafo.
  • Carlos Fernández Díaz: Director de LUCAM, empresa especializada en libro de arte, diseño, edición, preimpresion e impresión digital.
  • Luís Vioque: Fotógrafo especializado en fotografía panorámica paisajística.

Durante casi dos horas, las decenas de asistentes tuvieron la oportunidad de hacer un recorrido por todos los pasos de la edición de fotolibros:

  • Conceptualización
  • Secuencialización
  • Diseño y edición
  • Producción y puesta en página de las fotografías

En esta entrada, pretendemos hacer un repaso por los aspectos más relevantes a tener en cuenta si te estás planteando la autoedición de un fotolibro.

¿Qué es un fotolibro?

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«Un fotolibro no es una colección de fotos. A mi me gusta hablar de libros de fotos«, decía Mauricio d’Ors en la décima de The Yellow Room. Mauricio ha editado decenas de fotolibros, entre los que se encuentra el de fotógrafos como Luís Vioque -que también participó en la mesa redonda- Pérez Siquier, Chema Madoz o Manuel Sonseca.
Podríamos definir un fotolibro como «un libro cuyo contenido está basado en fotografías«. Es cierto que este formato puede contener texto, pero, sin duda, debe ser totalmente secundario. «Si un fotógrafo necesita explicar sus imágenes no me interesa nada«, apuntaba Mauricio d’Ors.
El diseño también es una pieza fundamental en el proceso de creación de fotolibros que, además, resultará trascendental desde un punto de vista comercial. Sin embargo, es una cuestión igualmente secundaria.

Conceptualización de un fotolibro

«Un buen libro no es una colección de fotos bonitas o buenas, es una historia, una secuencia, una consecuencia de una idea clara, pensada y realizada con cabeza, pero, sobre todo, con corazón«, según d’Ors. En este sentido, el diseñador y galerista, señalaba también que, a la hora de ponerse en marcha, lo mejor es no tratar de complacer al mercado, sino apostar por la fotografía y contar «aquello que te conmueve«.

Secuencialización del fotolibro

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De alguna manera, en este formato, cada una de las fotografías pierde individualidad e independencia. Su mensaje está supeditado al contenido general del fotolibro y, por tanto, conviene ser muy consciente del valor de cada imagen en relación al conjunto.
Los integrantes de la mesa redonda de la décima edición de The Yellow Room coinciden en afirmar que, en múltiples ocasiones, grandes fotografías se quedan fuera de un fotolibro porque se salen del discurso, por ejemplo.
De hecho, la selección y su secuencialización son procesos casi dolorosos para el profesional. Por eso, Mauricio d’Ors recomendaba buscar un editor gráfico o un diseñador en el que apoyarse, que sea capaz de valorar el trabajo desde fuera y lo ordene.

El camino de la autoedición

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La autoedición es, sin duda, una salida, pero, quizás merece la pena intentar encontrar una editorial que publique el trabajo del fotógrafo de forma profesional.
Ciertamente, en el sector de la fotografía, la crisis ha empujado a muchos profesionales a huir hacia adelante y, como resultado, editar un fotolibro ha sido durante unos años casi obligatorio. Y esto, teniendo en cuenta los elevados costes de producción que se pueden estimar en unos 8.000€ por 500 ejemplares.
Acerca de las posibilidades a día de hoy, Luís Vioque afirmaba: «de mi primer libro se vendieron 200 ejemplares en 4 días, pero ahora, quizás por el aumento de la oferta, se venden menos«.estión igualmente secundaria.

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Con respecto a este crecimiento del número de fotolibros que ven la luz, Carlos Fernández Díaz, director de la empresa LUCAM, especializada en libros de arte, mencionaba el «exceso de amateurismo» del que, especialmente en los últimos tiempos, adolece el sector. «Hacer un buen libro tiene un coste similar a hacer un mal libro«, señalaba, a la vez que invitaba a la audiencia a The Yellow Room a tomar decisiones meditadas y elegir buenos profesionales para obtener un buen resultado.




La prisa es mala consejera

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Siguiendo en esta línea, los tres ponentes recomendaron a la nutrida audiencia no tener prisa alguna en editar un fotolibro, a pesar de la dinámica que ha caracterizado al sector en los últimos tiempos. De hecho, recuerdan de que, a diferencia de una exposición, el fotolibro permanece en el tiempo y de ahí la importancia de tener un buen resultado.

Luís Vioque reconocía que, a través del fotolibro, ha vendido obra y que, de hecho, su obra ha aumentado de valor al estar editada.
Por otro lado, también es cierto que, afortunadamente, a día hoy hay múltiples herramientas y plataformas que permiten la autoedición y que se convierten en una estupenda plataforma de promoción.

No te pierdas las próximas ediciones

Te esperamos en la próxima edición de The Yellow RoomComo siempre, en TOO MANY FLASH difundimos la cultura y el conocimiento más allá del aula, con contenido de interés para los fotógrafos de la nueva era.

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