CRÓNICA DE UNA EDITORIAL DE MODA

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El 4 de junio de 2013 daba comienzo el primer Curso de Especialización en Fotografía de Moda organizado por la Escuela TOO MANY FLASH con siete alumnos con un buen nivel de fotografía general y pero trayectorias muy distintas. Cada uno con sus visiones particulares, su potencial y sus proyectos de futuro. Todos con una misma intención de aprender y sacar el máximo partido de los elementos que nos iban a ser facilitados, todos con una gran motivación y un gran sentido del compañerismo. Podemos decir que a lo largo de dos meses se han ido adaptando las clases a las necesidades de cada uno para conseguir calibrar los conocimientos generales sobre la fotografía de moda y dar un empujón a la creatividad individual.
Al principio fueron días de mucha (y obligatoria) técnica sobre reglas básicas de iluminación, composición y estilos de fotografía, acompañado de proyecciones y análisis de los mejores referentes mundiales en cuanto a fotografía de moda se refiere, como ejemplo e inspiración. Paralelamente empezábamos a probar suerte con el estudio y los modelos, la iluminación 2:1 o 3:1, la clave alta, la clave baja, fondos oscuros o quemados, el retrato, la pose, la fotografía de accesorios, la fotografía de baño, exteriores o en plató. Tocando todos los palos, proyectando nuestras ideas sobre el espacio y compartiéndolas con los demás para contrastar, para pedir consejo.
Tras una buena mezcla de fotografías, espacios, luces, modelos, tras unos cientos de disparos y mes y medio de práctica en plató con equipos profesionales a nuestras espaldas, teníamos que enfrentarnos a una prueba de fotografía editorial propia que sería publicada en los medios de comunicación. El objetivo era confeccionar entre todos los alumnos una sesión con modelos profesionales para divulgarlo en revistas de moda.
A partir de aquí la maquinaria de la creatividad del grupo se puso en funcionamiento…
¡Representar la tabla pictórica del Bosco en fotografía! ¡Hacer siete escenas de los siete pecados capitales! ¡Algo vintage, pero moderno! ¡Enjaular a los modelos bajo un prisma de oscurantismo! ¡Sesión improvisada con música techno y vestidos de noche!
Hacer un brainstorming es el primer punto sobre el que hay que trabajar para empezar un proyecto en grupo. No es lo mismo trabajar sobre la idea de uno que vertebrar un trabajo sobre la idea de varios o incluso varias ideas de muchos. En esta ocasión el terreno estaba acotado a un trabajo de fotografía editorial, es decir, un universo infinito de posibilidades a priori. Digo a priori porque no todo vale: ni contábamos con una mega producción detrás que nos financiara cualquier inventiva galáctica, ni teníamos el tiempo suficiente como para preparar y organizar un entramado de producción desmesurado. Había que simplificar y hacer algo sencillo que a la vez resultara vistoso. Tras barajar diferentes alternativas (algunas locas como era de esperar) nos decantamos por una idea que estaba en consonancia con todo. En primer lugar con nosotros mismos y el hecho de verle potencial a la historia, luego con la producción y su viabilidad económica y por supuesto, y más importante, con el tiempo que nos iba a suponer emprenderlo. Las prisas no son buenas consejeras, pero había que empezar algo antes que marear la perdiz y no avanzar.
Definitivamente el tema fue hacer un proyecto editorial en el campo. ¡Nos llevamos a las modelos de acampada! Un bonito y tranquilo paraje de naturaleza sería el hábitat donde los vestidos de noche de los modelos fueran el contraste ideal con el entorno, buscando alcanzar el glamour entre la pose y la estética mezclado con la armonía y el equilibrio del medio.
Una vez consolidada la idea nos pusimos manos a la obra. Esto es un trabajo en equipo donde cada cual tiene su parte trascendente para el resultado final. Como todo proyecto artístico, existen distintas tareas de preproducción antes de la creación: la localización adecuada, la búsqueda y captura de modelos que se ajusten a un estereotipo fijado de antemano, el estilismo y el diseño de la ropa a utilizar, el maquillaje, el equipo técnico con el que se trabajará, el catering… Muchos elementos que hay que dejar prefijados y cubiertos de la mejor forma posible para que luego el trabajo de campo, y nunca mejor dicho, sea más efectivo.
Un elemento imprescindible es la luz. La fotografía es luz y sin ella estamos perdidos. Para esta ocasión, decidimos trabajar con luz ambiente suavizada con reflectores y potenciada con flash de mano. Hacerlo con la luz directa del sol no es más sencillo que hacerlo con focos y flashes de estudio, ya que el control de algo que es cambiante es mucho más difícil de sobrellevar que la potencia de la luz artificial que siempre variará a tu antojo o permanecerá inmutable. Sobre esto, teníamos el tiempo que nos diera el sol, ni más ni menos. Había que hacerlo lo más rápido posible porque cada uno de los siete alumnos tenía que crear su propia escena. Es decir, siete escenas con diferentes modelos, con diferentes poses, diferente luz, diferentes elementos…Os podéis hacer una idea de la compenetración que se requiere para manejar todo esto con éxito. Pues bien, siendo justos podemos decir que nunca hubo nada que pusiera en riesgo el trabajo. Todos hicimos una piña porque creímos en el trabajo del equipo por encima de todo.
A través de las imágenes y el vídeo que aparecen en este post podéis comprobar cómo fue la sesión, aunque no se verán las pequeñas trabas que nos encontramos. La principal y más importante fue la que sufrimos a media tarde, cuando aún faltaban cuatro compañeros por hacer su escena, los servicios de vigilancia del lugar donde nos encontrábamos nos hicieron recoger todos los bártulos y sacarlos de allí, quedándonos con cara de “esto no estaba en el guión”. Nunca sabe uno que impedimentos se va a encontrar a la hora de enfrentarse a una producción, pero no hay mejor manera de solventarlos que utilizar un poco de imaginación. “Si íbamos en esta dirección, ahora cambiamos el rumbo dando un rodeo”. Hay que ser flexible y estar preparado para tener una alternativa real. Nos sucedió a cuatro compañeros, que sobre la marcha tuvimos que remodelar nuestra concepción inicial y adaptarnos a las circunstancias. No hay más remedio que ponerse a prueba ante la adversidad para coger fuerza de cara a futuros retos.
Aun así, como conclusión y en mi opinión (aunque creo que puedo hablar en boca de todo el equipo), tanto el curso como el proyecto final superaron mis expectativas, porque aprendí cómo se trabaja en la realidad. Gracias a todo lo que nos enseñaron los profesores Fernando y Fátima, a quienes personalmente admiro, y a la experiencia que pudimos adquirir a través de tanta práctica, consejos y técnicas de las más profesionales, y de aprender enfrentándonos a los obstáculos reales de empezar en esta profesión -como en el caso de la editorial que os he relatado-, puedo decir que no hay lección más sabia que la de TOO MANY FLASH.
Y por último, y no por ello menos importante, quiero agradecer el «support» de todo el equipo de la escuela (profes, producción, coordinadores, atención al alumno, etc.) y a los colaboradores que hicieron posible que unos aprendices con grandes sueños, estuvieran más cerca de cumplirlos con la Editorial de Moda que más abajo os exponemos.
Ellos son:
Las profesionales modelos: Cristina Negro, Jeimy Scarlet y Cristy Leiro.
La diseñadora de moda que nos prestó sus vestidos: Marisa de la Fuente.
Las estupendas maquilladoras: Alejandra Rueda Tabares y Sonia Moreno.
El divertido y estupendo estilismo glam de Antony Folch.
Y el amante de las artes (escritura, fotografía y video) Aitor García que grabó, editó el video y lo dejó para el recuerdo de los inicios de esta prometedora escuela.
Sin olvidar la música que aportó el maestro David Kano, con su remix del tema «Maze» de Fuel Fandango para el Making Of del video.
Y por supuesto, los autores de las fotografías y alumnos de la escuela, que han hecho posible esta eitosa primera edición del curso de Fotografía de Moda de TOO MANY FLASH:
Alejandra Rueda Tabares, David Gómez, Elena Perdiguero, Elva Sanz, Israel Horga, Tamara López y Aitor García Gonzalez.
© Todos los derechos reservados. TOO MANY FLASH.
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TOO MANY FLASH

La Escuela de Emprendimiento Fotográfico es referente en el sector por su metodología práctica, dinámica y funcional. Su completo plan de estudios es totalmente flexible y está adaptado mercado laboral actual con una marcada visión internacional y orientación profesional. TOO MANY FLASH es reconocida por ser la plataforma de entrenamiento de los fotógrafos de la nueva, que transcienden la técnica y la creatividad para conquistar nuevas oportunidades en el mercado, elevando los estándares de calidad del sector con su preparación académica y profesional.

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