Ruth Simón
Ruth Simón, alumna del Máster en Fotografía y Postproducción, y de la Especialización en Fotoperiodismo.
¿Quién es Ruth Simón?
Bueno, ante todo es una persona con inquietudes, optimista y versátil, que intenta aprovechar lo que le enseñan las experiencias, las buenas y las malas. Una amante de la fotografía por supuesto, como medio de expresión.
¿Cómo comenzaste en el mundo de la fotografía?
Siempre me gustó la fotografía y parte de mi pasión es heredada de mi madre, que siempre tenía los cajones llenos de cámaras con las que yo hice mis primeras fotos. Con el tiempo fui documentándome sobre el trabajo de fotógrafos, ver mucha fotografía forma parte de ese impulso que me fue formando de manera autodidacta. Si bien es cierto que hasta hace tres años no había intentado convertir esa pasión en una profesión.
¿Cómo definirías tu estilo?
Esta es una pregunta difícil. Yo creo que es una pregunta que nos descoloca cuando estamos comenzando porque no somos capaces de creer que tenemos un estilo propio. Posiblemente eso surja mucho de quién es el fotógrafo como persona, de qué fuentes se nutre y cuál es su visión del mundo. En mi caso siempre he admirado a fotógrafos clásicos, me siento muy seducida por el blanco y negro y escapo a él siempre que puedo, también me gusta mucho la fotografía de reportaje y documental y creo que eso se nota en mis fotos.
Quizás me cuesta encontrar un estilo definido en cuanto a fotografía de moda, pero sí que tengo grandes referentes como Annie Leibovitz o Peter Lindbergh.
¿Por qué decidiste estudiar en TOO MANY FLASH?
Hice algunos cursos básicos para hacerme con el manejo de la cámara y luz en otras escuelas. Cuando decidí apostar por una formación profesional aposté por TOO MANY FLASH. Hay dos motivos por los que me decanté: Una es la calidad de los profesores, que al fin y al cabo, para mi es primordial aprender de profesionales en activo con gran calidad en sus trabajos y trayectoria profesional. La otra es la formación práctica, que es con lo que verdaderamente se aprende y es cierto que en la escuela se cuida esta parte.
¿Por qué has decidido continuar tus estudios en TOO MANY FLASH?
En parte porque lo referido a la calidad de los profesores y al nivel práctico se cumplieron expectativas y por otro lado, es una escuela que está creciendo, con muchas actividades, se crea una comunidad que da pié a oportunidades y sinergias muy interesantes. Es una escuela donde se impulsa mucho al fotógrafo a crear su propia aventura y seguir aprendiendo cuando el curso se termina.
¿Cuándo no hay inspiración qué haces para recuperarla?
Bueno, es una parte difícil. En mi caso intento no presionarme. Coger la cámara y salir a la calle. Disfrutar, ese es un paso. El otro paso, para mí, es abrir la mente a fuentes fuera de la propia fotografía. La literatura siempre me ha ayudado a fomentar la creatividad y visualizar imágenes. Igualmente entrar en los muchos museos de pintura que hay en Madrid y dejarme llevar por la luz y colores de algunas obras. La puesta en escena de los teatros, la fotografía del cine, y siempre está claro visualizar los trabajos de otros fotógrafos.
¿Cuál es tu mejor trabajo?
Bueno, un fotógrafo tiene una relación un poco de amor odio con sus fotografías, sobre todo cuando pasa el tiempo y te distancias de ellas. Hay trabajos con los que he disfrutado mucho. Uno de los que me siento más cómoda es con “Retratos del Guadarrama”, que está incluido en la Colección de Hacedores de imágenes Nóveles de la ANIGP-TV. Quizás porque es un trabajo bastante honesto, donde expuse muchos conceptos aprendidos para llevarlos a un terreno muy personal.
¿A qué fotógrafo soñabas con asistir en tus inicios?
Pues he soñado con muchos autores, de colarme en sus estudios o en sus viajes. He seguido los pasos a Sebastián Salgado, Frans Lanting o Steve MCCurry. Ver como montaba una fotografía Gregory Crewdson o por supuesto asistir a Annie Leibovitz o Peter Lindbergh.
¿Cómo fue tu primera editorial?, cómo formaste el equipo y que experiencias adquiriste.
Bueno, pues realmente la primera editorial a la que me lancé fue dentro de la propia escuela. Era una editorial con un estilo Folk, en la que fue muy importante la labor de la estilista, Zara Garo, ya que nos conocíamos desde hacía tiempo. Contacté con la modelo y el maquillador a través de contacto con otras escuelas de este ámbito. Para mi editorial necesitaba un caballo así que también hice contacto con escuelas ecuestres de Madrid. Fue una experiencia bonita y gratificante, pero atropellada. Era la primera producción que montaba y tuve errores, pero es como mejor se aprende. En una editorial el trabajo del equipo es muy importante. Sin equipo no hay foto y hay que respetar el trabajo de todos. También es importante la planificación del tiempo, cuando uno encara por primera vez una editorial el tiempo vuela en los detalles, si es en exterior la luz cambia, hay que tener muchas cosas en cuenta.
¿Qué te ha aportado TOO MANY FLASH en tu carrera profesional?
Pues sobre todo a convencerme de que estaba en una carrera profesional y que tengo proyección como fotógrafa, que parece algo sencillo pero no lo es. Aparte del aprendizaje y la técnica, me ha ayudado mucho estar entre gente entregada a la fotografía que creen en el esfuerzo y el trabajo, tanto profesores como compañeros. Ha sido importante tener acceso a trabajar a nivel profesional en las clases y tener un contacto más cercano con el mundo laborar real.
