Photoshop: ¿Ángel o demonio?

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Si los primeros fotógrafos levantasen la cabeza y vieran las críticas que suscita el laboratorio de la fotografía digital (Photoshop para los amigos), no sabemos si les parecerían desmesuradas o se unirían a ellas. Cuerpos perfectos, pieles suaves e impolutas, bronceados durante todo el año… Photoshop es la cura milagrosa para una mala mañana con ojeras o esos kilitos de más tras las vacaciones. Y los famosos y fotógrafos lo saben.
El último escándalo en la red lo ha protagonizado la modelo Miranda Kerr, que subía el miércoles pasado una foto retocada a Instagram del desfile de Victoria’s Secret del año pasado.  ¿Su error? No darse cuenta de que ya había subido antes la misma foto, aunque con algo más de volumen. Sus fans enloquecían y las redes, como siempre, ardían. Y la aclamada modelo tuvo que pedir disculpas.
El caso contrario lo encontrábamos solo unos días antes cuando Lady Gaga denunciaba su fotografía que protagonizaba la portada de la revista Glamour. Según la cantante, la imagen está excesivamente retocada y no la muestra tal y como es. Ahora quiere naturalidad…
Otros casos dignos de mención fueron el rostro sin edad de Kate Winslet, los dos tonos de piel de Beyoncé (la misma fotografía en la portada de dos revistas, pero cada una con un bronceado diferente) o la modelo sin brazo de Victoria’s Secret.
¿Debemos demonizar al programa de retoque digital? ¿A los fotógrafos? ¿A las revistas? ¿A los famosos que se prestan? O, mucho más popular, ¿a los cánones de belleza? La respuesta es no. El retoque fotográfico siempre ha existido: antes se mejoraban las instantáneas en el laboratorio y ahora se hace cómodamente con un software. El mal uso de una herramienta no significa que la herramienta sea mala per se.
Lo que sí es un mal hábito de los fotógrafos no profesionales es no pensar la foto. Total, ya está Photoshop para corregirla después. Este es el gran error de la fotografía digital: la posibilidad de disparar mil fotos y poder corregirlas fácilmente no significa que ese sea el camino profesional. Un fotógrafo debe tener la imagen en su cabeza, perfectamente construida, y buscarla y conseguirla utilizando los elementos que tenga a su alcance: luz natural o focos, trípode, modelos, escenografía, estudio… Lo que necesite. Photoshop es el laboratorio, que arregla imperfecciones o añade efectos imposibles de conseguir de otro modo, pero nunca debe ser la solución de la fotografía, que debe estar bien por sí misma.

La semana que viene empieza en TOO MANY FLASH un nuevo curso de edición digital con Photohsop CS6. Un curso eminentemente práctico que permitirá al alumno un completo conocimiento de este programa de edición de una forma profesional: no solo saber para qué sirve cada herramienta, sino cómo utilizarla bien y en qué casos es recomendable. Para no quitarle el brazo a nadie…

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